La llegada de la vejez impone cambios a nuestras vidas o la de nuestros seres queridos, según sea el caso de quien envejezca. Sin embargo, lejos de ser traumáticos, los cambios sólo constituyen pasos de adaptación a una nueva etapa que es igual de disfrutable y magnífica que las anteriores.
En este sentido, el dormitorio de un anciano o anciana deviene un lugar especial para, sin dejar de ser cómodo, seguro y bonito, ser adaptado a las nuevas exigencias de la vida, como limitaciones y dificultades para ver, escuchar y desplazarse.
Hacer ese proceso de cambio es relativamente fácil y no supone renunciar a nada que nos guste, como decoración u objetos personales. Basta con tener en cuenta determinadas claves y principios, y en poco tiempo se obtendrán los resultados deseados para garantizar una cotidianidad agradable.
Precisamente en este artículo te daremos algunas de esas claves que ayudarán a solucionar cualquier dificultad que suponga el ser una persona mayor.
Distribución espacial
Cuando se es anciano, se debe prestar especial atención a la distribución espacial del dormitorio, ya que está debe estar puesta en función del uso de andadores, muletas, sillas de ruedas o cualquier otro accesorio que se utilice para los desplazamientos debido a alguna discapacidad o limitaciones físicas típicas de la edad.
Al respecto, vela porque la anchura del paso de la puerta tenga un mínimo de 90 centímetros, de forma tal que pasar a través de ella con una silla de ruedas o andador no suponga ningún esfuerzo frustrante.
Asimismo, cerciórate de que hayan zonas de paso libres de obstáculos, fundamentalmente esas que es obligatorio transitar varias durante el día como la zona que va de la cama hasta la puerta, el clóset, el tocador o las ventanas.
Por último, debes garantizar que en el interior haya un espacio mínimo de giro de 1,50 metros de diámetro, para que cuando se rebase la puerta, los desplazamientos en un sillón de ruedas o con un andador sean fáciles y no se vean interferidos por muebles u objetos innecesarios.
Esto no es sólo importante para el anciano, sino también para las personas encargadas de su cuidado.
Adaptación del mobiliario
Este es otro aspecto clave para el acondicionamiento del dormitorio de una persona mayor.
Camas articuladas: Así, una cama articulada regulable, si es con mando eléctrico mejor, será una de las adquisiciones más relevantes que se pueda hacer, ya que con ella se gana en comodidad y calidad de vida, al hacer más placenteras todas las horas del día que se permanece en la cama.
Las camas articuladas regulables permiten elevar las piernas o el torso, al gusto o necesidad de cada persona, y por suerte hoy existe una amplia variedad en diseños y prestaciones para padecimientos y limitaciones físicas determinadas.
La ventaja de disponer de una con mando eléctrico es que el anciano tendrá desde su posición de acostado una autonomía tal, que podrás varia la altura de sus pies o cabeza y tronco acorde a lo que necesite en cada momento, sin hacer esfuerzo alguno o movimientos innecesarios. Realmente, poco muebles propician tanto bienestar como este.
El hecho de contar con una cama de este tipo no significa que se deba prescindir de elementos tradicionales como el cabecero y el piecero. Estos, además de aportar en estética o decoración, resultan muy útiles para que las personas limitadas en sus movimientos puedan agarrase sin temor a caerse, lo mismo para levantarse que para acostarse.
No obstante, como es lógico, para ser usados con este fin debemos cerciorarnos que son resistentes y están diseñados adecuadamente. Si buscas camas articuladas eléctricas, en este portal especializado he encontrado modelos interesantes y a buenos precios.
Colchones sanitarios. De igual forma, en aras de perfeccionar aún más el confort y la salud, la cama se puede complementar con un colchón sanitario.
Estos colchones vienen predeterminados para ajustarse a la inclinación que se le dé a la cama articulada y están especialmente concebidos para no incomodar a la persona en ningún momento, por muchas horas que se esté sobre él.
Los materiales con los que son construidos prevén la aparición de escaras, por lo que puede decirse que un colchón sanitario es un complemento perfecto para la anatomía de las personas que necesitan estar mucho tiempo encamados.
Otras ventajas de estos colchones, que los hacen más saludables por encima de otros más comunes y tradicionales, es que favorecen una mayor circulación del aire y alivian las presiones, así como que evitan, por la conformación impermeable de sus fundas, la concurrencia de gérmenes, ácaros y otros huéspedes indeseables que pueden provocar alguna infección o condición antihigiénica.
Además del colchón sanitario, el anciano puede proveerse o ser proveído con un colchón de aire, el cual se coloca encima del primero. Estos colchones son alimentados por un pequeño motor, que regula y varía la cantidad de aire en sus celdas. Al igual que los sanitarios, son un bien material invaluable para las personas que precisan de pasar mucho tiempo acostados, pues también evitan la aparición de llagas y escaras producto del contacto constante de la piel con el colchón y de las presiones derivadas de este roce.
Utilidad de las grúas
En dependencia del grado de limitación para moverse que tenga el anciano, las grúas pueden ser un accesorio indispensable para prevenir accidentes en acciones relativamente simples como elevaciones y transferencias, ya sean desde la cama, una silla o el piso.
Las grúas modernas, por suerte para todos, no ocupan tanto espacio como las de antaño y su manejo es mucho más sencillo. En dependencia de nuestras necesidades, podemos decantarnos por una grúa móvil y ajustable, o por una fija o de techo, si siempre será usada para hacer operaciones en la misma zona del dormitorio.
Otros accesorios útiles
Además de los mencionados, existen otros accesorios muy útiles para adaptar una habitación a las necesidades de las personas mayores.
Como ejemplo podemos citar las barandillas abatibles, que refuerzan la seguridad y facilitan la atención de los cuidadores; los soportes de incorporación, que propician apoyos extras y siempre beneficiosos para cambiar de postura, levantarse o acostarse; una bandeja con ruedas, útil para leer o comer sobre ella con la comodidad necesaria; y otros más específicos como los empapadores, los pijamas especiales para personas con Alzheimer o las sábanas de protección.
Consejos para gozar de una mayor comodidad
- Dota a las gavetas de rodamientos y topes que faciliten su apertura y cierre, y de paso prevengan la caída de lo que almacenan.
- Coloca cantoneras redondeadas de goma en las esquinas puntiagudas de mesas y muebles. Esto evitará la aparición de heridas causadas por golpes accidentales.
- Vela por que la luz en el dormitorio permita un desplazamiento fácil por el mismo y garantice la rápida ubicación de lo que buscas o necesitas ver.
- Coloca una base antiresbaladiza en las alfombras, para evitar que se muevan cuando caminas sobre ella y se produzca alguna caída innecesaria.
- Potencia la rápida comunicación del anciano según sus necesidades, mediante la colocación en el cuarto de teléfonos inalámbricos o walkies que faciliten una conversación tranquila e inmediata desde cualquier posición. De igual forma, pon a la mano del anciano los mandos de todos los equipos que puede necesitar, como televisor, radio, ventilador o aire acondicionado, etc.
- Cerciórate que los interruptores de la luz y los tomacorrientes estén bien visibles, para que sean fácilmente localizables y maniobrables por el anciano. Una excelente forma de hacer esto, es comprándolos de un color que contraste con el color de las paredes del dormitorio y la iluminación del mismo.
Con todo esto, seguramente hallarás que te encuentras en una mejor habitación, coherente con las necesidades de una persona mayor, que bien puedes ser tú mismo, o un familiar o anciano al que debes cuidar.
Fuentes: InfoResidencias – MejorConSalud